Revista
Por: Ismael Rodríguez Cal, cofundador de Indominus Advanced Solutions
¿Qué le pasará por la cabeza a un cirujano cuando llega un ingeniero con un ordenador, diciéndole que puede mejorar sus tratamientos? Pues lo que pensaría cualquiera: “Tengo 30 años de experiencia clínica y me vas a decir tú, que no has pisado un quirófano jamás, cómo puedo mejorar?”. Cuando esto ocurre, siempre me hago la misma pregunta: “¿Qué pensarían allá por la década de los 80, cuando el Dr. Alain G. N. Feldkamp y sus colegas mostraron su trabajo ‘Practical cone-beam algorithm’1 como una manera eficiente de reconstrucción de imágenes tomográficas a partir de datos adquiridos con un haz cónico?”. Probablemente, los profesionales médicos no salieron corriendo a solicitar la implementación de la innovación (de hecho, su aplicación en odontología no se popularizó hasta finales de los años 902,3). Seguro que a día de hoy nadie cuestiona que se trata de una herramienta imprescindible en el ámbito de la salud oral.
Nos encontramos en una época de desarrollo tecnológico sin precedentes. A diario nos asaltan noticias sobre ordenadores cuánticos, inteligencia artifical (IA), gemelos digitales, robótica, blockchain, Internet of Things (IoT) y un largo etcétera. En un elevado número de casos, vemos cómo estas tecnologías se aplican en la industria, economía, medio ambiente y, por supuesto, también en salud.
La medicina se retroalimenta desde siempre de otras ciencias, y lo hace constantemente en búsqueda de solucionar retos que requieren de desarrollos científicos novedosos que redunden en la calidad de vida y el bienestar de los pacientes.
Es por esto que la relación entre profesionales STEM y profesionales del sector médico es cada vez más estrecha y necesaria. Un ejemplo claro de ello es el nacimiento más o menos reciente de titulaciones como la de Ingeniería Biomédica, que pretende fomentar y potenciar la colaboración y comprensión entre estas dos áreas.
La odontología no es ajena a este nuevo paradigma, y hoy por hoy podemos ver multitud de aplicaciones basadas en tecnologías disruptivas (sobre todo IA, el mayor hype de los últimos años), impactando exitosamente en el sector dental: asistentes de diagnóstico que analizan radiografías dentales para detectar patologías, herramientas para planificación de implantes y cirugía guiada o soluciones que automatizan diseños de coronas dentales, monitoreo remoto de ortodoncias... Éstos son sólo algunos ejemplos de cómo el avance tecnológico contribuye a mejorar la práctica odontológica.
Hoy me gustaría dar crédito a una tecnología que lleva ayudando a la industria desde hace casi 70 años. El método de los elementos finitos (FEM, por sus siglas en inglés) nació en los años 50, aunque sus raíces matemáticas vienen de mucho antes. La publicación del artículo de M.J. Turner et al.4 (1956) fue clave para demostrar la utilidad del FEM para resolver problemas estructurales (en este caso, aplicado a alas de aviones).
El FEM es un método matemático para resolver ecuaciones diferenciales, las cuales describen (modelan) muchos fenómenos y procesos del mundo en el que vivimos.
Evitemos la jerga matemática y pongamos un ejemplo concreto: si queremos construir un puente que soporte el peso de cientos de vehículos y personas no lo construimos, luego ponemos todo ese peso y nos quedamos mirando a ver qué sucede: lo diseñamos en un ordenador (CAD) y hacemos una simulación FEM, que nos dice si va a aguantar el peso o si, por el contrario, se va a romper y debemos rediseñarlo.
Hoy por hoy podemos ver multitud de aplicaciones basadas en tecnologías disruptivas (sobre todo Inteligencia Artificial) impactando exitosamente en el sector dental
Este método lleva años aplicándose en investigación médica en general y en odontología en particular ¡desde los años 70!5. Podemos pensar que una prótesis dental es el puente del que hablábamos antes, y las fuerzas masticatorias son el peso de los vehículos y personas. ¿Resistirá esta estructura adecuadamente a las fuerzas (cargas) a las que se ve sometida?
Hasta hoy, los estudios FEM en odontología requieren de equipos multidisciplinares que trabajan con software de ingeniería de propósito general (ampliamente usados en la industria aerosespacial, automoción, naval, construcción..., pero muy complejos y caros) y medios de computación avanzados. Estos estudios pueden llevar varios meses, dificultando la aplicación de la tecnología en la práctica clínica.
Ya es hora de democratizar el acceso a la simulación FEM para los profesionales de la odontología.
DentalFEM es la primera plataforma web que permite realizar planificaciones de procesos de implantología basados en biomecánica computacional. Esto significa que los especialistas podrán complementar su experiencia e intuición (además de las tecnologías comúnmente usadas) con datos como tensiones, deformaciones, desplazamientos, etc., obtenidos sobre una réplica virtual 3D de la anatomía del paciente. De este modo se pueden evaluar distintas opciones (desde la longitud del implante, diámetro, forma o angulación hasta el material del mismo) y seleccionar la que proporcione una mejor respuesta biomecánica de manera objetiva. En pocas palabras: podemos simular la realidad en un ordenador, creando un gemelo digital de nuestro paciente.
Pero, ¿cómo conseguimos esto? Con el soporte de tecnologías como la simulación FEM, la IA y la realidad virtual y aumentada (AR/VR). El proceso es el siguiente (Ilustración 1):
1. Tras registro en nuestra plataforma web, el usuario crea e introduce los datos del paciente que desea estudiar
2. A continuación, se solicita la subida de un CBCT (el cual se anonimiza en el dispositivo del usuario para eliminar cualquier tipo de información sensible).
3. A partir de aquí arranca un proceso automático (basado en IA), conocido como segmentación, en el cual en las imágenes proporcionadas del paciente se identifican las distintas estructuras anatómicas que estarán involucradas en el análisis (huesos, dientes...).
4. Sobre esta segmentación, nuestros algoritmos reconstruyen una copia virtual 3D de nuestro paciente, sobre la que podemos trabajar (Ilustración 2).
5. El modelo 3D se lanza al módulo de cirugía virtual, donde el usuario puede realizar la colocación de la prótesis (eligiendo una de nuestra base de datos o bien una de su propiedad). Esta prótesis 3D consiste inicialmente en un tornillo, un pilar y una corona.
6. Una vez finalizada la intervención, arranca de manera automática una simulación FEM, la cual impone unas cargas en el modelo, simulando la masticación normal (y si se desea, se pueden simular condiciones especiales, como puede ser bruxismo).
7. Cuando la simulación finaliza, el usuario puede visualizar los resultados en un informe PDF, analizarlo en más detalle usando nuestro módulo de visualización 3D o a través de AR/VR (Ilustración 3). Se proporciona información (mediante mapas de colores en cada zona de la anatomía del paciente) sobre densidad ósea (obtenida de las unidades Hounsfield del CBCT), tensión Von Mises, deformación, desplazamiento o factores de seguridad, lo que permitirá evaluar el tratamiento con datos objetivos del paciente (Ilustración 4).
8. Si el resultado es satisfactorio, ya se puede trabajar sobre el procedimiento real en la consulta. Si no, se vuelve al módulo de cirugía virtual y se ensaya un nuevo tratamiento, tantas veces como sea necesario.
Por tanto, con esta combinación de tecnologías podremos analizar cuál es el implante óptimo para el paciente, evaluar el riesgo de rotura o fallo del tratamiento, estudiar si es posible la carga inmediata, distribuir uniformemente la tensión resultante de la mordida y evitar picos de tensión en la interfaz hueso-implante que puedan provocar el fallo. Además, también nos ayudará a explicar mejor el tratamiento al paciente y que éste sea consciente de que están poniendo la última tecnología al servicio de su bienestar.
Esta herramienta es prácticamente automática, personalizada, no invasiva, precisa, reproducible, inmersiva y puede usarse en cualquier dispositivo con conexión a internet.
Las tecnologías mencionadas son ya el presente en odontología, al igual que lo es el flujo digital y la impresión 3D. Aún así, estamos lejos de implementar todo el potencial de estas herramientas en la práctica clínica. En los próximos años, veremos aplicaciones en ortodoncia, implantes zigomáticos, cirugía maxillofacial, diseño de implantes subperiósticos..., así como de su implantación en otras ramas médicas (planificación de tratamientos de fusión lumbar o diseño de prótesis de cadera y rodilla).
¿Y tú, te vas a quedar atrás o te unes a la revolución de la odontología digital basada en datos?
Puede consultar esta entrevista al completo en el número 94 (Mayo 2025) de DM Dentista Moderno o descargar el pdf aquí.
De un programa científico de vanguardia a juegos gigantes Pac-Man y música en directo: Alpha-Bio Iberia redefine cómo se vive un congreso dental.
La aportación de AlleDental incluye una amplia variedad de material odontológico que permitirá mejorar la calidad del servicio ofrecido en las clínicas de la ONG. Esta acción refuerza el compromiso social de la empresa con la salud bucodental y el acceso equitativo a la atención sanitaria.
Según los datos del último estudio de ManpowerGroup sobre ‘Desajuste de Talento 2025’, el 70% de las empresas de Salud y Farmacia en España afirma tener dificultades para cubrir sus vacantes con profesionales cualificados.
Los especialistas recomiendan que los niños visiten al odontopediatra por primera vez a los 3 años de edad, salvo que sea necesario acudir antes.
3Shape ha celebrado el Digital Innovation Summit, un evento 100% online y gratuito que ha reunido a profesionales del sector para descubrir las últimas innovaciones en odontología digital, incluyendo el nuevo TRIOS 6.
Los implantes cigomáticos ofrecen una alternativa más al cirujano en el momento de planificar un tratamiento protésico-rehabilitador implantosoportado. Sobre todo, en aquellos pacientes con un maxilar superior que presenta una gran atrofia, en el que no se pueden realizar injertos óseos o éstos han fracasado previamente. El objetivo de este artículo es exponer el protocolo quirúrgico de colocación de los implantes cigomáticos y revisar la literatura actual sobre la evolución clínica de estos implantes y sus diferentes técnicas.
En la era digital, donde las redes sociales dictan tendencias y productos virales prometen soluciones rápidas, ha emergido un nuevo protagonista en el ámbito del blanqueamiento dental: el gel morado. Este producto, que asegura blanquear los dientes al instante, ha captado la atención de muchos. Ante esta avalancha de información que alcanza a toda la población, especialmente a los más jóvenes, es imprescindible que los profesionales de la odontología analicen críticamente los nuevos productos para, posteriormente, comunicar a la sociedad su eficacia y, sobre todo, los riesgos que conlleva su uso.
Así se recoge en el “Observatorio de salud bucodental” llevado a cabo por PwC para la Fundación IDIS (Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad), que señala la insuficiente financiación pública a la atención odontológica en nuestro país, donde apenas se destina el 2% del gasto sanitario público a esta área, frente al 31% de media en la Unión Europea.
El evento de formación, innovación y tecnología aplicada al sector dental más exclusivo de España, SmartClinic 3.0, se celebrará del 5 al 7 de junio en Santander. Un evento único en España que combina formación avanzada, innovación tecnológica y visión estratégica, diseñado para quienes buscan evolucionar su clínica hacia un modelo más eficiente, conectado y competitivo.