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Detrás de la mayoría de casos del desagradable mal aliento suele estar una mala digestión o un mal cuidado de nuestra boca. Es cierto que determinadas patologías pueden cursar con halitosis, pero, por lo general, se puede evitar con hábitos saludables en la alimentación, una buena higiene dental y las visitas periódicas al dentista para detectar cualquier dolencia en fase inicial y pautar las necesarias limpiezas profesionales para eliminar la placa bacteriana.
En Navidades se dan dos circunstancias que aumentan el riesgo de sufrir mal aliento, ya que se suma a las copiosas comidas tradicionales y la mayor ingesta de bebidas alcohólicas, la relajación en la higiene bucal diaria. El Colegio de Dentistas e Santa Cruz de Tenerife advierte de que esto es un cóctel perfecto para el desarrollo de caries y la acumulación de restos de alimentos en la boca, lo que puede generar en la molesta halitosis.
La entidad colegial recomienda comer y beber con moderación en estas Fiestas, en las que, además, se suelen ingerir alimentos con mucha grasa y azúcares. Además, las bebidas alcohólicas surten también un efecto deshidratador y la sequedad en la boca es otra de las causas de mal aliento.
La buena digestión y la higiene oral son, precisamente, dos de los aspectos que se suelen olvidar durante esta época y que aumentan el riesgo de la halitosis
Las malas digestiones y el conocido como “empacho” pueden causar que suframos de acidez y de reflujo gastroesofágico, una enfermedad digestiva que cuenta, entre sus efectos, con la halitosis.
Si ingerimos mayores azúcares y grasas, se hace aún más importante la higiene bucodental. En estas fechas, en las que comemos más fuera de casa, es fundamental llevar un pequeño neceser con nuestro cepillo o utilizar desechables y lavarnos los dientes después de cada comida, con especial incidencia en la última limpieza del día, ya que mientras dormimos se produce menos saliva, que ejerce de limpiador natural de nuestra boca.
Para evitar el mal aliento es también de gran importancia incluir la seda dental o el cepillo interproximal en nuestro kit de higiene. La acumulación de restos de comida entre los dientes es justo una de las principales causas del mal aliento. Estos restos generan la placa, sustancia transparente y pegajosa de bacterias. Además, si avanza en su crecimiento puede generar irritaciones y enfermedades graves en las encías. El cepillo interproximal y la seda dental nos ayudarán a eliminar esos restos de comida, en los espacios entre dientes a los que no llega el normal. No debemos tampoco olvidarnos del cepillado de la lengua, donde también se acumulan bacterias generadoras del mal aliento.
Si, pese a llevar una vida saludable y una buena higiene bucodental, sufres mal aliento, visita a tu dentista, para que pueda realizar un diagnóstico y descubrir si se trata de un efecto secundario de otro tipo de afección.
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