Revista
DM.- Los profesionales de la Odontología tienen un alto riesgo de infección y pueden convertirse en portadores potenciales del COVID-19, ¿cómo deben actuar los cirujanos bucales y los dentistas en general durante esta pandemia y cómo contribuir a que disminuya la propagación de esta enfermedad?
-Dr. Miguel Peñarrocha Diago (M.P.D.).- Los odontólogos, también los que se dedican a la cirugía bucal, son profesionales que siempre han tomado medidas preventivas de higiene y aislamiento al tratar a los pacientes y que están acostumbrados a manejar pacientes con enfermedades infecciosas, como el VIH y la hepatitis C. Disponen y están habituados en sus tratamientos rutinarios al uso de mascarillas, gafas, pantallas, gorros, calzas y batas. La diferencia de esta enfermedad SARS-CoV-2, provocada por el COVID-19, respecto a otras enfermedades infecciosas es la gran capacidad de contagio que tiene este coronavirus, a través de su trasmisión tanto en superficies como en aerosoles y gotas. Cuando en China se determinó que el COVID-19 se propagaba por transmisión interpersonal a través del contacto directo o de gotitas respiratorias, se suspendió toda la actividad odontológica de rutina y solo se trataron urgencias inaplazables. Cuando consiguieron reducir drásticamente la incidencia de casos, volvieron a hacer tratamientos dentales con normalidad, con nuevas medidas de higiene y aislamiento. La experiencia china ha sido que, debido a las características únicas de los procedimientos odontológicos, donde se puede generar una gran cantidad de gotas y aerosoles, las medidas de protección estándar en el trabajo clínico diario no son lo suficientemente efectivas como para prevenir la propagación del COVID-19, especialmente cuando los pacientes están en periodo de incubación y son asintomáticos suponen un problema importante por su capacidad de contagio.
DM.- En el artículo que ha elaborado la Junta Directiva de SECIB sobre el coronavirus se habla sobre la exposición constante del doctor y su equipo a dichas gotas y aerosoles. ¿Cómo deben llevar a cabo los procedimientos en los cuales se generan aerosoles? ¿Qué medidas debe aplicar el doctor para hacer las exploraciones de pacientes?
Dr. M.P.D.- Sobre
el coronavirus hay ya disponible una gran cantidad de publicaciones en
las revistas científicas, pero aún existe muy poca bibliografía sobre la
relación entre la enfermedad SARS-CoV-2 y la actividad odontológica.
Básicamente porque estamos iniciando la pandemia en todo el mundo
afectado, excepto en China, que ya está disminuyendo drásticamente el
número de afectados y tienen más experiencia en los tratamientos
odontológicos. Las publicaciones existentes se han realizado sobre la
actividad de las clínicas dentales en China en la época aguda de la
epidemia, limitada a tratamientos dentales urgentes que no admiten
demora -infecciones, dolores o hemorragias-, unos tratamientos que
generan pocas gotas y aerosoles. Se han llevado acabo con equipos de
protección personal, con guantes, gorro, mascarillas, pantallas, trajes
desechables impermeables y calzas, y se ha trabajado, en caso de
precisar aerosoles, en salas con buena ventilación y con sistemas de
flujo laminar.
DM.- En los países donde se han reportado tratamientos dentales a pacientes durante la epidemia de SARS, ¿considera necesario implantar un protocolo obligatorio para tratar al paciente y garantizar la seguridad del clínico?
Dr. M.P.D.- Efectivamente, las clínicas dentales y los hospitales dentales en países o regiones afectados necesitan urgentemente protocolos de controles estrictos y efectivos para bloquear la trasmisión del virus. El Consejo General de Dentistas de España ha enviado ya numerosos documentos sobre los protocolos y las pautas de actuación que debemos seguir para el tratamiento de estos pacientes. Y, durante estas semanas, hasta que comience en España la actividad rutinaria de las clínicas dentales, sin duda, se modificarán y mejorarán estos protocolos.
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