Revista
Cada 28 de mayo, se celebra en todo el mundo el Día de la Nutrición, una iniciativa apoyada por numerosas instituciones y con la colaboración de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (Fesnad), con el objetivo de resaltar la importancia de transmitir hábitos alimentarios saludables.
Todos tenemos claro que, todo alimento que ingerimos, entra por la boca…, pero hay que fijarse más en la salud oral, porque además de las propias patologías bucodentales, en la boca empiezan muchas de las enfermedades que luego pueden afectar al resto del organismo.
Según el odontólogo Iván Malagón, “con el ritmo de vida actual, cada vez son más las personas que deben comer fuera de casa, por lo que no siempre se dispone de cepillo para lavarse tras la comida o a veces lo que falta es el tiempo para hacerlo en el trabajo. Si, por el motivo que sea, no podemos limpiarnos los dientes, podemos por lo menos, en esas ocasiones, intentar comer alimentos que benefician a nuestra dentadura, y minimizar así los daños”.
¿Cuáles son estos alimentos? La Asociación Dental Americana promulga que lo ideal es ingerir alimentos que sean ricos en fósforo y/o calcio, ya que estos minerales son indispensables para la fortaleza de nuestros dientes y encías. El calcio se encuentra principalmente en los lácteos, como son la leche, el queso o el yogurt, y el fósforo, se encuentra en alimentos ricos en proteínas, como la carne, el pescado o los huevos.
Otras comidas recomendables, bucodentalmente hablando, son la fruta y la verdura. Su alto contenido en agua y fibra las convierte en un aliado infalible para limpiar los dientes. “Además, otro beneficio extra que ofrecen es que ayudan a producir más saliva, la cual neutraliza los ácidos de las bacterias y protege contra las caries. Otro truco que ayuda a estimular saliva es mascar chicle, sin azúcar claro, tras las comidas”, explica el Dr. Malagón.
Está claro que nada sustituye a un buen cepillado ni a la seda dental, pero si no tenemos nada de eso a mano, estas comidas son un buen plan B.
Y, por otro lado, hay que conocer también los alimentos que más nos perjudican. Ante esto, el Dr. Malagón explica que “no todos los alimentos o bebidas son igual de beneficiosos para nuestra salud bucodental, mientras algunos son esenciales y nos aportan los nutrientes necesarios, además de proporcionarnos protección, otros hacen todo lo contrario: erosionan el esmalte, dejan más vulnerables los dientes al ataque de las bacterias, hacen que se nos seque más la boca…y un amplio etcétera de efectos nada saludables”.
– Caramelos duros: el azúcar es el principal enemigo de nuestra salud oral, y por ello los caramelos están en la lista negra de la salud oral. Y, estos caramelos tienen un peligro añadido ya que, al ser duros, pueden astillar o romper un diente.
– Alimentos pegajosos: Algunos aperitivos como los frutos secos o la fruta deshidratada parecen saludables, pero en relación con la salud oral, pueden no serlo porque son pegajosos, lo que implica que permanecen en los dientes más tiempo que el resto y cuesta más eliminar los restos.
– Snacks crujientes, como las patatas fritas: Son el aperitivo por excelencia, ideal para quitar el hambre entre horas, pero su problema radica en que contienen mucho almidón y se queda entre los dientes facilitando así el ataque de las bacterias.
– Masticar hielo: aunque el hielo esté formado por agua y no tenga ningún tipo de aditivo, no hay que masticarlo. Al hacerlo, se cambia bruscamente la temperatura ocasionando que se dilaten los vasos sanguíneos y nervios que conforman la pulpa dental y genera mucho dolor. Además, con el paso del tiempo la pulpa se retrae, se calcifica la zona y se puede perder la sensibilidad de la pieza, y en los casos más extremos, la pérdida del diente.
– Cítricos en exceso: Como toda fruta, es esencial para la dieta y muy beneficiosa, pero hay que tener cuidado de no ingerirlos en exceso. Esta fruta contiene una gran cantidad de ácidos, por lo que abusar de ella perjudica al esmalte dental.
– Café y té…con aditivos: En su forma neutra, son dos bebidas muy saludables y que benefician a nuestra salud oral, pero, al añadirle azúcar u otros aditivos, pueden perder esas cualidades y perjudicar la salud de nuestros dientes.
– Refrescos: Como ocurre con los caramelos, los refrescos excesivamente azucarados contribuyen a que aumente el riesgo de sufrir caries. Para saciar la sed, nada mejor que el agua o la leche.
– Bebidas isotónicas: Están pensadas para deportistas, que han realizado un ejercicio extremo y deben reponer inmediatamente azúcares y electrolitos, pero su globalización ha hecho que el gran público, incluidos los niños, las consuman. Son perjudiciales si no eres deportista porque llevan una alta cantidad de azúcar y ácidos, lo que provoca daños al esmalte dental.
– Exceso de alcohol: El alcohol provoca que nuestra boca se seque y que segregue menos saliva, lo cual deja a los dientes y encías más vulnerables al ataque de las bacterias. Además, también es un factor de riesgo que aumenta mucho las probabilidades de desarrollar cáncer bucal.
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