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Manejar la conducta de un paciente pediátrico en una consulta dental puede ser una tarea complicada que requiere de empatía, paciencia y confianza. En este artículo, el autor detalla cómo la comunicación, la anticipación, la cercanía y la recompensa son los pilares para conseguir el éxito.
Autor: Xavier Calvo, Medical Advisor de Dentaid.
Con mucha frecuencia, los pacientes pediátricos pueden sentir temor ante una consulta médica. El hecho de tumbarse en la camilla, ser “incomodado” y sentirse desprotegido o, simplemente, el miedo a lo desconocido puede generar ansiedad, por lo que es posible encontrarse una amplia gama de comportamientos con relación a este sentimiento: desde los niños que guardan silencio escondiéndose detrás de sus padres hasta los que lloran y se agitan, pasando por los que hacen interminables preguntas. Para guiar su conducta y conseguir éxito en el tratamiento odontológico, existen una serie de técnicas que pueden ayudar a apaciguar los nervios y temores de los más pequeños.
La preparación previa es clave para desensibilizar a los niños. Se puede realizar mediante imágenes positivas sobre el tratamiento dental que se le va a realizar o mediante vídeos, en los que se presente un paciente de edad similar sometiéndose al tratamiento. El hecho de que el pequeño conozca con antelación los distintos ambientes, enseñarle los instrumentos que se van a utilizar o presentarle al equipo médico, puede generar un clima de seguridad y confianza antes de empezar la consulta.
Durante todo el tratamiento, la comunicación y el uso del lenguaje pediátrico adaptado a la edad del paciente son imprescindibles. Intentar cuidar todos los aspectos de la comunicación (verbal, no verbal y paraverbal), empatizar con nuestros pequeños pacientes, indagar sobre sus aficiones... De esta manera, se conseguirá establecer un ambiente de confianza que facilitará la colaboración para los tratamientos.
Otra de las técnicas que ayuda mucho en las consultas odontopediátricas es el modelo de refuerzo positivo, que trata de asociar una determinada conducta con una consecuencia agradable (un elogio, un premio, etc.). Lo que se necesita en la consulta, básicamente, es que el niño se porte bien y colabore. Las conductas positivas son aquellas que nos permiten realizar los tratamientos con mayor comodidad y rapidez, como sentarse correctamente, abrir la boca y mantenerla suficientemente abierta o no moverse. Y todas ellas deben recibir algún tipo de refuerzo positivo, ya sean elogios, sonrisas, “chocar los cinco” o, al finalizar el tratamiento, recompensar la buena conducta con un premio material.
La presencia o no de los padres durante la realización de los tratamientos odontológicos es un tema un poco controvertido y dependerá mucho, fundamentalmente, de la capacidad de los padres de colaborar con el tratamiento y del tipo de conducta que manifieste el paciente. Dado que lo deseable es establecer una comunicación directa con el niño, cualquier elemento que interfiera con esta comunicación debe ser controlado.
También puede consultar el número 40 de DM-El Dentista Moderno.
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